QUÉ HA PASADO
• Pedro dona su médula a Nicolás, su hijo biológico.
• Horacio es infeliz en su matrimonio con Andrea.
Tras días de incertidumbre, los médicos aseguran a Ernesto y a Elena que el trasplante ha sido un éxito y que Nico recibirá el alta en unas semanas. En ese tiempo, y pese a la negativa del padre adoptivo del niño, Pedro visita a su hijo, sin decirle quién es. Ambos se han encariñado y Domingo, que se da cuenta, aconseja a su hijo: “Olvídate de él, ya tiene una familia. Y tu madre debería hacer lo mismo”.
También ha surgido un sentimiento muy especial entre el mecánico y Elena, tanto es así que él se plantea dejar a Gina. Descarta la idea cuando la mujer le asegura que luchará por su matrimonio, aunque Ernesto la maltrata con sus continuos desaires y celos, sobre todo desde que él llegó a su vida. “Nico es feliz cada vez que te ve, pero nosotros no quedaremos nunca más”, le dice.
Andrea organiza una cita a ciegas a Mónica con Alfredo sin saber que se acuesta con Horacio, su marido. Este se entera y exige una explicación a su amante. “Me cansé de esperar a que te divorcies”, responde. Devorado por los celos y harto de su desdichada existencia, decide separarse aunque su mujer le suplica que no la abandone.
Una llamada que alerta a Elena
Isabel sufre una crisis nerviosa en el sanatorio donde está ingresada y pide ver a Ernesto. La madre superiora telefonea a la residencia Villaseñor para contactar con él, pero no está y es Elena quien responde. De inmediato se presenta en el centro, al que nunca ha ido por expreso deseo de su marido. La señora se emociona al saber que su hijo “tiene una esposa tan encantadora” y sonríe con dulzura hasta que lo ve entrar en el cuarto. Entonces, grita como una loca cuando él la llama madre: “¡Te odio, tú no eres Ernesto! ¡Vete!”. Elena se queda desconcertada y su marido le explica que perdió la memoria y que le duele que no lo reconozca.
Convencido de que Elena no es para él, Pedro pone fecha a su boda con Gina.
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