Por fin, la revolución de los formatos ha llegado a los champús. Probablemente no existe otro producto cosmético que haya variado menos en su forma desde que se inventó, allá por 1930. Es cierto que las marcas han invertido mucho en revolucionar las fórmulas, que hoy se proponen cada vez más limpias de químicos y sustancias nocivas y con ingredientes botánicos o de laboratorio que se adaptan a múltiples especificaciones de nuestro pelo (exfoliantes, por ejemplo). Sin embargo, no hemos salido del formato líquido más o menos cremoso, con la incomodidad de tener que optar entre el pesado cristal o el plástico obligatoriamente. Por suerte, las marcas han encontrado la manera de sorprendernos con dos nuevos formatos tanto o más prácticos: el champú sólido en pastilla y el champú en sal.
Empecemos por el champú en sal, probablemente el más sorprendente y el que ya se ha agotado en Laconicum, donde han abierto ya una lista de espera para poder probarlo (precio: 29 euros). Es de la marca Modesta Cassinello, la firma creada en Andalucía e inspirada en el Mediterráneo, con un 98% de ingredientes naturales. Se llama H07 y viene en una preciosa lata y en formato sal, pues está realizado con sal marina de textura gruesa, con un activo hidratante cien por cien natural. Es un champú de tratamiento (para aplicarlo una vez a la semana o cada vez que te apetezca) que se aplica con un masaje para arrastrar con la máxima eficacia restos de otros champús, productos de acabado, grasa o contaminación ambiental. Deja el pelo extralimpio y extrasuelto.
Aunque los champús en formato sólido ya nos suenan más, no podemos evitar volver a recomendarlos. Al menos, una prueba. Son súper útiles de cara a los viajes y, sobre todo, ahorran mucha agua y plástico (por el envase que debe contener el champú líquido o en gel). El de Modesta Cassinelo, H05, es vegano y posee un aroma cítrico cien por cien Mediterráneo (16 euros). Los de Infuse My Colour, Smooth Shampoo Bar, contienen extracto de aceite de rosa silvestre, aceite de oliva, aceite de semilla de uva, aceite de germen de maíz, aceite de semilla de girasol: un sueño. ¿Y a qué huele? Sutilmente a pachulí y sándalo (15,95 euros).
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