Él habla y el mundo escucha. Sean Conley es el médico personal de Donald Trump y la persona que le está tratando el coronavirus en el hospital de Walter Reed donde el líder republicano lleva ingresado desde el pasado viernes. Con la vida del presidente de los Estados Unidos en sus manos, se ha convertido en el personaje del momento. Pero ¿quién es Sean Conley?
Conley fue nombrado médico de la Casa Blanca en mayo de 2018, un puesto que tiene más de 100 años de antigüedad y al que accedió después de que su predecesor, Ronny L. Jackson, tuviera que retirarse de su puesto tras ser acusado de comportamiento indebido –ahora se encuentra involucrado en la política de Texas como congresista.
El camino de Conley siempre ha estado muy ligado al ejército de Estados Unidos, por lo que antes de llegar a la Casa Blanca ya estaba familiarizado con el entorno de las instituciones. Estudió en la prestigiosa Escuela de Medicina de Filadelfia, en Pensilvania, donde se graduó en 2006 especializado en osteopatía. Su período de residencia lo completó en el Centro Médico Naval de Portsmouth, en Virginia, ligado a la marina. En 2013 se graduó en la especialidad de Medicina de Emergencias. Después, dio el salto al panorama diplomático internacional y pasó a formar parte de la Unidad Médica Internacional de la OTAN situada en la ciudad afgana de Kandahar, un centro que sirve tanto a soldados como a civiles y cuyo personal sanitario está formado por profesionales de diferentes países como Australia, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Dinamarca o Países Bajos. Después de ello volvió a Portsmouth como director de investigación.
Está casado con Kristin, a quien conoció en la escuela de medicina. Tienen tres hijos, dos varones y una niña. La pequeña nació mientras Sean estaba fuera en Afganistán. Kristin ejerce la profesión en Maryland, en el Hospital Frederick Health, como médica interna.
Sus polémicas
El pasado viernes, Donald Trump fue trasladado hasta el Centro Médico Militar Walter Reed, por recomendación de Conley, para ser tratado de forma más exhaustiva. Ataviado con una bata hospitalaria que podría ser de sastrería, Conley lidera la evolución de Trump junto a un equipo de otros nueve médicos, que suelen acompañarlo durante las ruedas de prensa en las que informa de las últimas novedades sobre el estado del presidente.
Se ha convertido también en un personaje controvertido por sus afirmaciones, en ocasiones contradictorias, y por el medicamento que le está suministrando, Remdesivir después de haber recomendado la Hidroxicloroquina cuando el presidente aún no estaba enfermo, el pasado mes de mayo. Por esto último se labró las críticas de la comunidad científica, que desaconseja el uso del antiviral contra la malaria si no hay contagio por covid confirmado. La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos, que avisó de los peligros el pasado mes de abril, advirtiendo de la posibilidad de efectos secundarios adversos como arritmias u otros problemas cardíacos.
Además del Remdesivir –antiviral creado para tratar el Ébola que aún es experimental en sus efectos contra el coronavirus pero ya aprobado por la Agencia de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA)–, el presidente también ha recibido una dosis de ocho gramos de un tratamiento experimental de anticuerpos de la farmaceútica Regeron, junto a un cóctel de zinc, vitamina D, famotidina y aspirina. La mañana del mismo viernes Trump recibió en torno a una hora de oxígeno, puesto que su saturación en sangre había bajado de 94; después volvió a saturar dentro de niveles normales. El médico aseguró que al presidente “no le faltaba el aire. Solo estaba cansado”. El sábado, con la segunda bajada de saturación en sangre del mandatario, los médicos decidieron suministrarle un potente glucocorticoide, Dexametasona, por considerar sus síntomas propios de un brote fuerte de covid. Sin embargo, la supuesta recuperación favorable que experimentó el domingo llevó a los expertos a considerar la posibilidad de darle el alta y llevarlo de vuelta a la Casa Blanca este mismo lunes. En sus declaraciones, Conley nunca confirmó si el presidente había vuelto a necesitar la administración de oxígeno o no.
Algunos comparan esta falta de información sobre el estado de Trump con lo que sucedió en Korea del Norte con Kim Jon-un a principios de 2020, cuando el presidente desapareció y se llegó a especular con una posible muerte. La situación en la Casa Blanca se agrava además por las contradicciones del jefe de personal, Mark Meadows, con quien el médico no parece haberse puesto de acuerdo. Conley afirmó que Trump mejoraba favorablemente, a pesar de no comunicar si había necesitado oxigeno porque “no quería dar ninguna información que pudiera desviar el curso de la enfermedad en otra dirección”, explicó más tarde. “Lo importante es que está mejorando favorablemente”. Seguiremos atentos.
Fuente: Leer Artículo Completo