Cerrar por todo lo alto una temporada es una obligación que se multiplica si alcanza el capítulo 800. De ahí la espectacularidad del desenlace de la cuarta de Servir y proteger, con la muerte de la inspectora Ocaña (Andrea del Río). “No te puedes imaginar –dice Alexandra Graf, directora de la serie diaria–; el esfuerzo de la productora Plano a Plano para grabar este final apoteósico fue mayúsculo”.
Distrito Sur ya no es el mismo. “Los preparativos, con muchas reuniones y ensayos previos, fueron complicados, encima en tiempos de covid. Todo tenía que estar bien organizado”. La escena del asesinato se grabó de noche, algo que permite el decorado exterior de la plaza La Parra: “Todos los departamentos estuvieron implicados, desde efectos especiales hasta el de música”.
Situación inusual
Fueron imprescindibles los figurantes, que simularon ser geos y mercenarios; el armero –se contabilizaron hasta 64 pistolas y fusiles–, y distintos especialistas en tiroteos y luchas con arma blanca. “Es inusual que en una comisaría de barrio se produzca un suceso así –un asalto para liberar a un proxeneta–, pero queríamos convertirlo en el detonante de la quinta temporada”, añade Graf. Justifica así la llegada del inspector Salgado (Antonio Valero) para depurar responsabilidades: “Intentamos que todas las situaciones sean creíbles al máximo, a la vez que impactantes”.
Los actores también se emplearon a fondo: “Andrea del Río estuvo practicando en la galería de tiro de la Policía Nacional, y aprendiendo a recibir disparos, sin asustarse con el ruido. Y Sergio Mur, Miguel Herrera, ‘Caimán’ en la ficción, es experto en boxeo y artes marciales, y está muy bien preparado”. Y Graf aplaude el trabajo “increíble” de Joan Negrié como el malvado Vlado Khan.
El éxito de la ficción, con un millón de seguidores, se resume en “tiempo y presupuesto”. Y su directora promete “más acción y refuerzos en comisaría. Y los de Distrito Sur tendrán que enfrentarse a otro peligroso criminal”.
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