Vuelvo de vacaciones. Será este un verano para recordar. No lo dudo ni por un segundo. Un mes de agosto que arrancaba el día 3 con la decisión histórica y meditada del Rey Juan Carlos I de dejar España. Una marcha, un adiós para marcar distancias, un poner tierra de por medio. Una salida de España para rebajar presión a su hijo, para reducir erosión y desgaste de la imagen de la Corona tras el constante fluir de informaciones que vinculaban al padre del Felipe VI con supuestas comisiones del AVE a La Meca.
Para dejar que Felipe VI siga haciendo su trabajo se hacía necesario otro cortafuegos (el primero llegó con la retirada de la asignación a su padre y la renuncia a su herencia, mediante una nota que Casa Real hizo pública el 15 de marzo).
Una marcha, la del Rey emérito, que puso en tinta sobre papel varios destinos. Portugal, República Dominicana… Se dispararon las especulaciones por falta de información.
Una foto de Nius Diario de Mediaset situaba al Monarca en Abu Dabi. Catorce días después de la decisiva misiva, la Casa del Rey confirmaba que el emérito se encontraba en Emiratos Árabes Unidos desde el 3 agosto. La foto de Juan Carlos I, con la mascarilla puesta, bajando la escalerilla del avión ha sido una de las instantáneas más reproducidas del verano. Yo me voy a centrar en una imagen más cercana. Más de aquí. Una imagen de la Familia Real llegando a Mallorca. La instantánea no fue para nada casual.
Los Reyes y sus hijas, juntos en el mismo coche, llegando al Palacio de Marivent en Palma el 7 de agosto. Una circunstancia que no se da, ya que don Felipe y doña Letizia van a los actos oficiales en un coche (con el guión rojo) y las niñas van detrás, en otro vehículo (con el guión azul del Principado de Asturias). Tampoco se da que fuera Leonor quien ocupara el asiento de copiloto, a la derecha de su padre. Una imagen que en mi opinión transmite unidad, transmite continuidad y transmite futuro. La Princesa de Asturias reúne en su persona juventud, continuidad y futuro de la institución. Representa los nuevos tiempos. Representa también ese horizonte nuevo sobre el que proyectar laejemplaridad de la institución. De ahí su protagonismo en esa esperadísima imagen, la primera de la Familia Real a su llegada a Marivent, en Palma, tras el comunicado de don Juan Carlos.
Otra imagen del lunes 10 de agosto, en la visita a la Casa Natal y Museo de Fray Junípero Serra, en Petra. Las dos hermanas de la mano. Siempre he señalado lo unidas que están, la complicidad entre ellas es evidente. Lo he comentado otras veces. Son una piña. Sofía sufrió una caída y se hizo una herida en la rodilla derecha. Para caminar se ayudaba de una muleta, pero su apoyo era su hermana. La llevaba de la mano y le ayudaba a dar pasos y subir el escalón.
Otra imagen de agosto. Los Reyes con sus hijas en varios actos oficiales: Petra y la visita al proyecto socio educativo Naüm, en Son Roca (Palma), el día 11. La agenda de Casa Real en Palma anunciaba distintos compromisos y en dos ocasiones la Princesa y la infanta acompañaron a sus padres. No es este un verano cualquiera. Es un agosto difícil. La imagen de otros veranos de doña Letizia en Palma paseando con sus hijas, con doña Sofía o cenando con don Felipe queda para otros veranos. Pero no para este. Ni regatas ni paseos al sol. Este agosto 2020 toca trabajar.
Leonor y Sofía han tenido en Mallorca mucha más presencia oficial y protagonismo que años anteriores. Tomar el pulso del país, muy dañado por la pandemia, y conocer de cerca el sentir de la gente es trabajo. Hay mucho que reconstruir. Este es un camino de aprendizaje para ellas. Como también lo es la marcha de su abuelo y toda la repercusión que ha generado esta decisión. Muy buscada también la foto de doña Sofía en Palma.
La Reina emérita ha vivido el verano más complicado tras la salida de España de su marido. Una vez más, la profesionalidad de doña Sofía ha quedado patente, al permanecer junto a su hijo, como un apoyo incondicional, los doce días que don Felipe ha permanecido en la isla.
La madre del Rey (en la foto, el 19 de agosto mientras daba un paseo por Palma) ha pasado sus vacaciones junto a su hermana Irene y Tatiana Radziwill y su marido Jean Henri Fruchaud. Doña Sofía, siempre serena, es la imagen del saber estar. Este verano no hubo foto con sus nietas Leonor y Sofía ni con su nuera. Este agosto ha sido también el verano de las no fotos.
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