La Alta Costura es el gran acontecimiento del mundo de la moda cada año. Diseños que reflejan la esencia y la personalidad de cada firma, piezas únicas que bien podrían ser consideradas obra de arte. Detrás de ellas, la vida del taller, donde se ajusta cada detalle, se observa todo al milímetro y cada acción está encaminada a buscar la perfección. Un mundo lleno de magia que Chanel comparte en exclusiva con Harper’s Bazaar.
De la mano del aclamado director de documentales de moda Loïc Prigent, Chanel nos invita a colarnos en sus talleres de Alta Costura y en el Estudio de Creación del 31 rue Cambon para vivir la atmósfera única que reina los días previos a la presentación de una colección de Alta Costura como la presentada el 7 de julio.
Costureras, maquilladoras, modelos: todo el equipo se pone ante su objetivo para trasladar, en un documental de tres episodios rodados en blanco y negro, la magia de lo que sucede esos días cargados de tensión y de emoción.
Días de últimas pruebas, en los que la perfección es tan solo cuestión de milímetros, o un detalle que ha pasado desapercibido y es capaz de transformar un look. Cada mirada cuenta, cada punto de vista enriquece cada una de estas prendas que son el mejor ejemplo del savoir faire de Chanel desde sus comienzos.
Un maravilloso relato con las voces de las protagonistas: las costureras que explican el delicado cosido a mano, y esa labor de hacer y deshacer que formar parte de la Altura Costura. La dificultad de trabajar con la seda o el terciopelo, incluso el detalle y la técnica con la que se elabora lo que podría ser un sencillo dobladillo y que, en realidad, es un trabajo cargado de exigencia, meticulosidad y paciencia en cada puntada.
Bajo la atenta mirada de la directora creativa de la maison, Virginie Viard, la Alta Costura es una deliciosa coreografía en la que cada una de las piezas encajan a la perfección. Un trabajo lleno de retos a los que enfrentarse, convirtiendo cada día en un aprendizaje constante. No hay mejor ejemplo que el icónico tweed de Chanel, convertido en un tejido único gracias a las manos de las costureras, a la creatividad de la diseñadora. Un ejemplo de por qué la Alta Costura es capaz de transformar un diseño en una prenda única y magnífica.
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