La princesa Diana de Gales es recordada por muchas cosas. No solo por su relación con sus hijos y su increíble sentido del estilo, sino también por su trabajo filantrópico y caritativo, y particularmente su valentía a la hora de destacar cuestiones importantes.
Muchos recordarán las imágenes de ella caminando por los campos minados de Angola, algo que fue recreado en un reciente viaje de su hijo, el príncipe Harry, a la región, o las de sus pacientes reconfortantes que sufren de lepra. Otro tema de este tipo defendido por la Princesa del Pueblo fueron los derechos de los homosexuales y, específicamente, su sueño de poner fin al estigma contra el virus del VIH y el sida.
En abril de 1987, en el apogeo de la epidemia de sida, Diana inauguró la primera unidad de VIH/sida del Reino Unido en el Hospital London Middlesex, un espacio que atendería exclusivamente a pacientes infectados con el virus. Las fotografías de ella tomadas en el evento se han convertido en sinónimo de su legado de amabilidad, ofreciendo sus manos temblorosas y sin guantes a un hombre con el VIH. En ese momento, muchos creían erróneamente que se podía coger el VIH a través del tacto. Sus acciones fueron revolucionarias para convencer al público de que no había nada que temer.
Como dijo Ian Green, director ejecutivo de la organización benéfica contra el VIH Terrence Higgins Trust en una entrevista en 1997, "la princesa Diana fue una verdadera defensora de la concienciación sobre el VIH. Ella trajo pasión a la causa e hizo cosas que fueron realmente notables. Fue la primera persona de perfil alto que estaba preparada para estrechar la mano y tocar a las personas con VIH, lo que en ese momento se consideraba un riesgo. Esta declaración cuestionó públicamente la noción de que el VIH se transmitía de persona a persona por el tacto".
La princesa Diana continuó luchando por el fin del estigma relacionado con el VIH y el sida a lo largo de su vida, convirtiéndose en mecenas oficial del National AIDs Trust y como ponente en sus eventos. En uno de esos events en 1993, habló sobre el impacto en las madres y los niños, disipando aún más el mito de que era puramente un problema para la comunidad gay, y dijo: "Para aquellas madres y niños que ya viven bajo la sombra del sida, necesitamos que devolverlos a la luz, para tranquilizarlos y apoyar sus necesidades. Y tal vez aprendamos de ellos cómo vivir nuestras propias vidas más plenamente, por el tiempo que sea".
La siguiente generación retomó su causa, y sus hijos continuaron ayudando a combatir el estigma que rodea al VIH y al sida, así como los problemas de salud mental que sufren las personas LGBTQIA+. Mientras Harry se hizo una prueba de VIH en vivo por televisión para mostrar lo fácil que resultaba, Guillermo apareció en la portada de la revista Attitude para discutir los problemas de salud mental que enfrentan las víctimas de la homofobia y la transfobia.
El legado de Diana se destaca en las palabras que compartió con Martin Bashir en una entrevista de 1995. "Nada me trae más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad. Es una meta y una parte esencial de mi vida, una especie de destino".
Artículo publicado originalmente en Tatler y traducido. Acceda al original aquí.
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