La pandemia del coronavirus no solo puso en jaque al sistema sanitario, también transformó la realidad y el día a día de millones de familias que pasaron de apenas verse a compartir las 24 horas del día juntos. Una prueba de fuego para muchas parejas que, tras estos meses en los que el estrés y los conflictos han aflorado, se plantean la separación o el divorcio. Así lo corroboraba a finales de mayo la Asociación Española de Abogados de Familia, que había detectado un aumento de las consultas de divorcio tras el confinamiento.
Pero, ¿cuáles han sido los principales problemas a los que se han enfrentado las parejas durante estos meses? Araceli Moreno, psicóloga sanitaria del centro Hana Psicología tiene claro que «los motivos que más se repiten en consulta y más han erosionado a las parejas son los problemas en la comunicación y los aspectos relacionados con la desconfianza. Permanecer en casa, no tener un espacio individual ni poder reunirse con los amigos son situaciones a las que no estamos acostumbrados y que pueden repercutir en la pareja provocando mayores roces o tensiones».
Los problemas vinculados a la perspectiva de género también han aflorado durante estos meses, tal y como explica Adrián Montesano del Campo, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC: «Al intensificarse la convivencia y aumentar las tareas dentro de casa y con los hijos, muchas parejas han podido flexibilizar los roles pero en otras se han visto más polarizados», apunta. Patrones interiorizados por el contexto cultural que hacen que el reparto de tareas no sea igualitario y generan distanciamiento en la pareja. De la misma manera también se ha visto afectado el terreno sexual, porque la ansiedad y el exceso de estrés reducen el deseo.
Prueba de fuego
Para muchas parejas el confinamiento ha supuesto una prueba de fuego. Muchas personas se han enfrentado por primera vez en mucho tiempo a la reflexión, valorar qué está bien y qué no en su pareja: «La quietud nos ha llevado a pensar en cosas de las que normalmente preferimos evitar tener consciencia y que se han hecho muy explícitas, porque no hemos tenido el día a día para taparlas: trabajo, ir de un sitio para otro, prisas… Preguntas como si realmente amamos a nuestro cónyuge o si nos sentimos apoyados por él. Las parejas que han podido confrontar estos temas han podido reaccionar a ellos y provocar cambios adaptativos o evidenciar que la relación no tenía sentido», apunta Buenaventura del Charlo Olea, psicólogo sanitario.
El confinamiento también ha revelado que achacar los problemas de pareja a la falta de tiempo en muchos casos solo era una excusa: «Era una verdad a medias, pues cuando han tenido ese tiempo no han sabido qué hacer con él», explica Amable Cima, profesor adjunto de Psicología en la Universidad CEU San Pablo.
Cómo dar un giro a la situación
Pero, ¿qué se puede hacer si durante el confinamiento has sentido que no tienes futuro junto a la persona con quien compartes tu vida? Los expertos coinciden en que antes de tirar la toalla y caminar hacia la separación hay mecanismos que se pueden poner en marcha para reconducir la situación. El primero de ellos, mejorar la comunicación.
«Es igual de importante transmitir con asertividad lo que nos molesta y lo que necesitamos del otro en momentos complicados como destacar los aspectos positivos y que unen a la pareja. Aceptarnos a uno mismo y al otro, ser paciente y flexible a través del cariño siendo también conscientes de las fortalezas que tienen como pareja», apunta Araceli Moreno.
También es fundamental saber cómo decir las cosas: «Solemos hablar de lo que el otro hace enjuiciándolo, ‘tu pasas de los niños y me dejas solo’ o ‘el problema es que dejas que tu madre nos diga lo que tenemos que hacer porque eres un cobarde’. Odio la psicología reduccionista basada en fórmulas fáciles y tips. Prefiero hablar desde esta fórmula: ‘Cuando pasa X situación yo me siento de X manera y me gustaría o necesito de ti X para que hagas tal cosa’. Así señalas tu vivencia, permitiéndole al otro sentir compasión y empatizar contigo, lo que le va a mover más a conectar con un sentimiento para ayudarte que si le atacas y le dices que es malo, que se ve a poner a la defensiva», apunta Buenaventura del Charco.
Y apostar por la confianza y el respeto mutuo. «El amor no es una cárcel’ debería ser el frontispicio de la cama de cualquier pareja estable. Por tanto, la mejoría de cualquier relación de pareja debe fundamentarse en lo mismo que la crea: confianza, respeto mutuo y diálogo. Si no hay confianza en el otro, en que no será desleal contigo, o en que no comparte contigo sus sentimientos, necesidades o miedos. Si no hay respeto mutuo, intentando entender las virtudes y los defectos del otro, y si no hay diálogo para enfrentar juntos las dificultades es difícil seguir adelante», detalla Cima.
Hay parejas que, además, necesitan acudir a terapia, y hacerlo en el momento adecuado es parte del éxito. ¿Cuándo acudir? Cuando sientes que no puedes manejar la situación, cuando buscas evitar el momento de estar juntos o cuando el malestar en la relación es constante, no hay que dilatar más el momento de acudir a un experto.
El objetivo de ir a terapia no es seguir juntos: «Es que la pareja mejore la relación que tiene con su relación, el objetivo lo marcarán ellos. Para que una pareja siga junta los dos tienen que querer, para separarse con que uno quiera es suficiente. La separación a veces es muy saludable, o quizás hay una oportunidad para reempezar y la terapia puede servir para tomar esa decisión», reflexiona Adrián Montesano.
«Aunque se suele pensar que el que una pareja se separe es un fracaso personal, está muy lejos de la realidad, porque a veces es la decisión más acertada que libera a ambas partes de la pareja de una carga emocional muy pesada o de una relación que estaba siendo tóxica», explica Araceli Moreno.
Fuente: Leer Artículo Completo