La sensibilidad antirracista que se ha instalado en el espacio público, y especialmente en el influyente universo de las marcas y la moda, lleva a situaciones de alta tensión, sobre todo cuando la mirada retrospectiva pone de manifiesto qué normal era y sigue siendo para algunos pintarse la cara de negro (el llamado ‘blackface’). Las protestas por la muerte de George Floyd en todo el mundo han logrado, por fin, que esta práctica insensible, cosificante y racista forme ya parte de los comportamientos no tolerados socialmente, un cambio súbito que ha venido acompañado por la publicación de todo tipo de casos de ‘blackface’ que ahora sirven para avergonzar a sus protagonistas. Por ejemplo, al primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien ha tenido que disculparse por varias fotografías de hace una década, en las que aparece pintado de negro en situaciones festivas. Además de asegurar que estaba «avergonzado», declaró que «no entendía lo dañino que es el ‘blackface’ para la gente que vive discriminación cada día».
Cuesta entender el daño que supone reducir la cuestión racial, origen de discriminación y violencia para gran parte de la población del planeta, a un disfraz. En las imágenes de moda hemos visto una y otra vez este tipo de uso, que se explica por un lado en la inconsciencia de la frivolidad y por otro en la necesidad que tienen los mismos agentes del sistema de producir imágenes cada vez más sorprendentes y siempre novedosas. Este recursos de convertir a modelos perfectamente blancas en ‘exóticas’ se ha utilizado con profusión. Sin embargo, algunos casos recientes han levantado ya muchísimas críticas, además de por su racismo por desvelar la falta de preparación o de información de quien las produce y las publica.
Kim Kardashian es una de las sospechosas habituales de ‘blackface’, aunque en su caso oscurecer el tono de su piel va de la mano de una serie de cambios corporales que toman algunos rasgos asociados típicamente a las mujeres negras, como un trasero protagonista. No es raro verla, además, luciendo peinados típicamente afro, los mismos que son objeto de crítica y hasta de prohibición en los colegios de algunos estados estadounidenses. El caso más ruidoso de ‘blackface’ de Kim Kardashian sucedió el año pasado, por una foto de portada de revista en la que aparecía vestida por Thierry Mugler (del archivo) y con una piel visiblemente oscurecida. «Las mujeres negras de verdad no tenemos el privilegio de lavarnos y volvernos blancas cuando nos conviene«, comentó una de las tuiteras que contribuyeron a la polémica.
Dos casos que parecen similares pero que son absolutamente opuestos son los de Gigi Hadid en la portada de la edición italiana de «Vogue» y el de Lady Gaga en la portada de «V». Hadid aparece como una versión étnica de sí misma, un ‘blackface’ racista por el que la modelo pidió perdon y que explicó como un fallo en la ejecución de la revista, donde no supieron llevar a cabo el efecto bronceado que es seña de identidad del fotógrafo Steven Klein. Lady Gaga, sin embargo, sale intensamente bronceada en unas fotografías de 2009 de Mario Testino, en una burla a las famosas (Lindsay Lohan, Paris Hilton…) que en aquella época aparecían casi naranjas en su obsesión por estar permanentemente bronceadas. Parece un ‘blackface’, pero en realidad es una crítica a la fama y a lo ridículo que podían llegar a ser las jóvenes celebrities del momento.
A veces, el ‘blackface’ no nace de una cosificación frívola de otros seres humanos, sino de la sincera (o pero ignorante) admiración. Le ocurrió a la actriz, bailarina y cantante Julianne Hough, fan total del personaje de Crazy Eyes de la serie «Orange is the New Black», interpretado por Uzo Aduba. Hough quiso hacerle un homenaje y en Halloween se disfrazó de Crazy Eyes, con el mono de presa, su icónico peinado y la piel pintada de negro. En la fiesta, varias personas trataron de convencerla para que se lavara la cara antes de que la fotografiaran, pero se negó. El escándalo en las redes fue mayúsculo y Hough tuvo que disculparse públicamente. «Es una vergüenza que viva en este país y no conozca las implicaciones históricas de hacer algo así», declaró en aquel momento Laverne Cox, otra de las actrices negras de la serie. «Es simplemente ignorancia, pero es muy triste».
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