«Tengo cáncer de pulmón». Mila Ximénez lo expresó sin adornos y, a pesar de los miedos lógicos que le asaltan en estos momentos, lanzó en esa llamada a ‘Sálvame’ unas palabras cargadas de esperanza y optimismo. Porque, como pronunció, «un tumor de mierda no me va a parar la vida». Y cuenta con el calor de una familia que ya ha cerrado filas en torno a ella.
De entre todos, la figura más importante para la propia Mila es su única hija, Alba Santana. Nacida de ese matrimonio con el tenista Manolo Santana y de la que se alejó cuando esta era pequeña por los problemas económicos a los que tuvo que hacer frente Ximénez en un momento determinado de su vida, lo es todo para ella. Guarda con celo su intimidad en las tardes de Telecinco, y lo poco que se refiere a ella es para sostener que es lo único imprescindible que tiene (junto con sus nietos).
En 2009, concedió su primera entrevista. Lo hizo para dar un espaldarazo a Mila por ese run run de que, durante unos años, no ejerció como debería como madre. Alba fue rotunda: «Ha sido una madre diferente para lo bueno y para lo malo. Me gustaría parecerme a mi madre en la libertad con mi hijo, en poder contarnos las cosas abiertamente; en no tener ese miedo de tener que mentirle a tu hijo para que no te juzgue».
Una libertad más que manifiesta en ese paso dado con tan solo 18 años, cuando hizo las maletas y se marchó a Suiza a estudiar y a trazar su propio camino. Un camino que ahora hace hacia nuestro país para estar al lado e Ximénez ante este obstáculo que, como Mila manifestó, ha dejado en ‘shock’ a su hija.
Alba tiene 36 años y su madre colocó su foto la primera en ese carrusel de la publicación de Instagram realizada el día posterior al anuncio del diagnóstico de su enfermedad. Son muy pocas las veces que la hemos visto, porque jamás ha querido saber nada de los focos que siempre han alumbrado a su madre. Lleva una vida tranquila con su marido, Aviv Miran.
Santana se casó con este empresario judío en 2006 (tenía 22 años) y, por cuestiones laborales de este, además de en Ámsterdam, donde tienen establecida ahora su residencia, vivieron en Londres. Eso sí, no perdona las visitas recurrentes a España para estar con su madre. Porque Alba, a pesar de las diferencias de sus padres y de esa separación materna, siempre ha dicho que recuerda la suya como «una infancia feliz».
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