Desde que Mary-Kate Olsen y su aún marido, Olivier Sarkozy, empezaron el arduo proceso de separarse, los planes de cada uno se han ido complicando por la pandemia, en cada paso. Primero, su demanda de divorcio no fue admitida a trámite, dado que los tribunales neoyorquinos sólo estaban disponibles para casos urgentes. Después, Olsen lo intentó por la vía urgente, para evitar que Sarkozy pudiese echarla de su apartamento en la privilegiada zona de Gramercy, en Manhattan. Este lunes, los juzgados volvieron a abrir al público y Olsen pudo, al fin, tramitar su solicitud de divorcio. Ayer, Page Six informaba que la relación se había deteriorado desde el comienzo de la crisis del coronavirus. En concreto, Olsen decidió que el matrimonio se había acabado cuando Sarkozy invitó a su exmujer, Charlotte Bernard, a mudarse a su mansión de 4,5 millones de euros en los Hamptons.
Una fuente cercana a la pareja contaba a Page Six que “Olivier estaba preocupado por la seguridad de su familia en Nueva York, debido a la pandemia. Le Insistió a Mary-Kate en su deseo de que su exmujer, sus hijos y su madre se mudasen a la mansión de Bridgehampton. A lo mejor los franceses tienen otra definición cultural de lo que es un matrimonio pero, aunque Mary-Kate no adora a los hijos [de Sarkozy y Bernard], tener que convivir con la exmujer de su marido durante la pandemia era demasiado. ¿Cómo te sentaría que la ex de tu pareja tuviese que vivir con vosotros por una cantidad de tiempo indeterminada en mitad de una crisis?”.
Otra fuenteaportaba una opinión ligeramente distinta, al afirmar que el matrimonio estaba ya acabado cuando Sarkozy invitó a mudarse a Bernard y a los dos hijos que tuvo con ella. “Se habían distanciado, la relación simplemente se había desgastado. Ni traiciones, ni engaños… A veces, una relación se extingue. El plan de mudar a su familia era la forma que tenía él de superarlo, y la gota que colmó el vaso para Mary-Kate. En el momento en el que ella se largó, Olivier trajo a los niños, a su madre y, atiende, a Charlotte, su exmujer, para que pudiesen estar un lugar más seguro, a salvo del coronavirus”. Esa misma fuente añade que Bernard y Sarkozy se han llevado bien desde su divorcio y afirma que Bernard incluso asistió a la boda de Olsen y Sarkozy en 2015.
Mientras, Olsen se lame las heridas en sitios menos bulliciosos que esa mansión de Southampton. Primero se mudó con su gemela y socia, Ashley Olsen, a las afueras de Nueva York, según E! Online. Y la semana pasada, Page Sixinformaba de que se ha mudado a otra mansión en los Hamptons, por la que ha pagado 300.000 euros para pasar allí el verano, en una finca con puerto privado.
Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido. Acceda al original aquí.
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