En 1926, el rey Jorge VI de Reino Unido contrató a un logopeda para que le ayudara a superar el miedo a hablar en público que le producía su tartamudez. Un problema que la película El discurso del rey dio a conocer al gran público, pero al que el padre de la actual reina Isabel II nunca se refirió en vida: confesarlo se hubiera interpretado posiblemente como una debilidad por su parte.
Casi un sigo después, el príncipe Guillermo ha revelado sin reparos que ha padecido una ansiedad similar a la de su bisabuelo a la hora de pronunciar discursos públicos.
En un documental sobre la salud mental de los hombres que se emitirá esta noche, el duque de Cambridge explica que, sin embargo, su miedo quedó paliado gracias a sus problemas de vista.
“Mi vista empezó a disminuir un poco a medida que fui haciéndome mayor, pero para trabajar no me ponía lentillas. Así que cuando daba discursos no podía ver la cara de nadie”, cuenta el futuro príncipe de Gales. “Y eso ayuda, por que al ver solo un borrón de caras no podía ver que me estuvieran mirando. En su momento no me di cuenta, pero creo que eso fue lo que me ayudó, porque al no poder distinguir los ojos de los demás no sentía que todo el mundo me estuviera mirando”.
El documental pretende acabar con el tabú que existe entre la población masculina a la hora de hablar de sus emociones y problemas mentales, un tema habitual en la agenda del príncipe Guillermo. Según explica durante su intervención, el estigma que existe sobre la salud mental puede deberse a las dos guerras mundiales, una época que hizo que la generación de su bisabuelo “internalizara muchos de sus problemas, porque lo único que quería era seguir adelante con sus vidas”. Ahora, por el contrario, es hora de una nueva masculinidad: “Tenemos que ser capaces de ser más abiertos y hablar de nuestros asuntos, antes de que lleguen a un punto en el que empiecen a dañar nuestras relaciones personales, nuestro trabajo y todo lo que hay a nuestro alrededor”, dice.
En el pasado, el príncipe Guillermo ya ha dado ejemplo hablando públicamente de otros problemas personales como el trauma que sufrió durante su etapa como piloto de ambulancias aéreas o, hace solo unos días, sobre cómo le marcó la trágica muerte de su madre, la princesa Diana, al convertirse en padre. Heads Up, la campaña que preside para ayudar a los hombres a hablar de sus problemas, también ha beneficiado a su cuñado, James Middleton, quien el año pasado confesó en una entrevista que había caído en una depresión a raíz del salto a la fama de su familia.
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