Las diademas están de moda y Carolyn Bessette llevó la más versátil de todas

Ha sido el último flechazo. Después de pasarnos el verano adornándonos el pelo con horquillas de perlas, de pedrería y de conchitas, el otoño ha dado paso a otro accesorio típico de los noventa: las diademas. Se llevan con volumen, de raso, de terciopelo o, si es para una cita festiva, forradas de cristales. Firmas como Prada la propusieron en su formato más voluminoso y a partir de ahí, la fiebre se ha convertido en una tendencia imparable. Sin embargo, fue Carolyn Bessette la que llevó la diadema con más estilo y la que dio con la más versátil.

Su diadema favorita, como casi todo lo que ella llevaba, no llamaba especialmente la atención y era de esencia discreta. Una sencilla banda ancha de carey acompañaba a la mujer de John F. Kennedy en muchas de sus salidas.

Era un accesorio que empleaba a menudo para acompañar sus conjuntos de diario y más allá de su función, la diadema de Carolyn Bessette cumplía una misión de estilo ya que muchas veces la llevaba a pesar de llevar coleta. Claro que, eran los 90 y la redundancia a la hora de recogerse el pelo era algo habitual.

La joven socialite la combinaba con looks de lo más informales como vaqueros acampanados, camiseta blanca y abrigo pero, también la llevaba para sus jornadas de trabajo en la Gran Manzana, con sofisticados vestidos negros y botas altas.


Un accesorio de lo más versátil y que puede ser el mejor fondo de armario en lo que a diademas se refiere. Este modelo de carey es uno de los más clásicos y se ha mantenido ajeno a modas y tendencias. ¿Lo mejor? La encontrarás en las droguerías de toda la vida dispuesta a llevar a tus looks al siguiente nivel.


Fuente: Leer Artículo Completo