El mundo está cambiando. La necesidad de consumir de forma más sostenible y que ya era una tendencia al alza antes del confinamiento, no ha hecho más que consolidarse. Lo que hace algunos meses parecía una cuestión que tendríamos que plantearnos a corto plazo se ha convertido, de repente, en una necesidad apremiante. Algunas voces aseguran que ya nada volverá a ser lo mismo. Cambiarán las costumbres sociales, se transformarán el ocio y los viajes y las rutinas laborales se reorganizarán a merced de la evolución de los acontecimientos. También cambiará, dicen, nuestra forma de relacionarnos con la ropa. Las tendencias que nacieron durante el confinamiento no morirán con el fin de la cuarentena, sino que, todo apunta, permanecerán a nuestro lado muchos meses más para recordarnos que la primavera de 2020 fue diferente a todas las primaveras que habíamos conocido hasta ahora.
En esta línea, las marcas habituales del circuito comercial han decidido adelantarse a las rebajas habituales de verano y hacer descuentos en algunas de sus prendas más especiales. Una de las secciones más codiciadas de Zara, Special Prices, reúne, desde hace algunas semanas, algunas de las piezas más en tendencia de su colección de verano y, de entre todas, son los vestidos los que lideran el ranking de las más buscadas. Pero este no es un fenómeno novedoso. Los vestidos son la prenda más recurrente del armario femenino cuando llega el buen tiempo pero, a las puertas de este verano que ha cancelado todos tus planes, se han convertido en absolutamente imprescindibles por pertenecer a ese linaje exclusivo de prendas que puedes llevar en la calle, pero con las que también puedes estar cómoda (y elegante) en casa.
El minivestido para salir a bailar (y también para una videollamada de trabajo)
© Cortesía de Zara
Vestido fucsia de jacquard, de Zara. COMPRAR
Es ese que admite todas las naked sandals que adoran las que más saben de moda, pero también unas zapatillas deportivas o unos mules de tacón sensato. El equipo de diseñadores de la firma gallega apuesta por una versión rosa fucsia súper favorecedora capaz de inyectar dosis extra de optimismo a cualquier día gris. Un poco satinado, de manga larga pero amplia y con minifalda de vuelo, no habrá mejor opción para este verano, pero también para el siguiente y para el siguiente.
El vestido naranja de escote halter
© Cortesía de Zara
Vestido satinado, de Zara. COMPRAR
Inspirado en el vestido lencero que triunfó en los 90 –y que vive una segunda época de esplendor gracias a firmas como Zara y Massimo Dutti–, el nuevo vestido satinado aterriza en un color inesperado. El naranja y todas sus declinaciones se cuelan por sorpresa en las propuestas de las firmas comerciales… ¿o quizá no es simplemente casualidad? Conscientes de la compleja psicología que existe en torno a la elección de uno u otro tono, los diseñadores nos recuerdan que, en términos generales, el naranja está relacionado con emociones como el postivismo, la energía y la creatividad. Quizá por eso esta nueva versión del slip dress en color melocotón se erige como la opción ideal para pasear durante todos los atardeceres de julio y agosto.
El LBD drapeado
© Cortesía de Zara
Vestido drapeado, de Zara. COMPRAR
Si juntamos las bondades del “efecto drapeado” –a saber, vientre plano de un plumazo y sensación óptica de menor volumen– con el éxito del eterno vestido negro, obtenemos esta silueta de Zara, un poco little black dress, un poco vestido parasiempre y paratodo. ¿Sabes esos básicos que siempre buscas y nunca encuentras? ¿Esas compras que en realidad son verdaderas inversiones de rebajas? Pues eso.
El vestido con mangas abullonadas
© Cortesía de Zara
Minivestido fucsia, de Zara. COMPRAR
Muy corto, con escote de pico que baja lo justo para dejar a la vista los centímetros exactos de piel y con las mangas que el confort chic relegó a un segundo plano (al menos momentáneamente), el otro minivestido fucsia de la firma gallega que merece una mención especial es el que combinarás en junio con sandalias pala y en agosto con Havaianas. Admite paseos a la orilla del mar, recados por la ciudad, teletrabajo y una cena con amigas. No se le puede pedir más.
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