El vestido negro de Zara con tantas vidas como nombres (de mujer)

El vestido rojo es el Ferrari. Llamativo, exhuberante, explosivo, pura dinamita. Y el vestido negro es el utilitario. Práctico, adaptable, funcional, para todos los días y para todo el rato. El modelo T, lo llamaban las editoras de moda cuando Coco Chanel inventó su petite robe noire, en referencia al popular automóvil de Ford.

Corrían los primeros años 20, los más sensatos cuando los comparas con el inicio de estos… Entonces como ahora, el vestido negro se convirtió en el comodín que, por diferentes aspectos que adopte, siempre conserva su versatilidad intacta.

Y entre los 20 hasta los 90 tuvo tiempo y espacio para atravesar todas las fases posibles. Tiñó los vestidos de tarde las señoritas inglesas en el período de entreguerras cuando la ceremonia del té tenía previsto alargarse hasta la hora de la cena. La silueta ladylike del vestido con el que Brigitte Bardot corría por Cannes en esta misma época del año. El Givenchy con el que Audrey Hepburn desayunó en Tiffany's. El Guy Laroche de Mireille Darc en El gran rubio con zapato negro. De los babydoll de Balenciaga a los de Gianni Versace y sus supermodelos. Y finalmente, el vestido negro de tirantes hiperfinos, falda megacorta y escote recto que llevaron todas en los 90.

© Ilustración de Mar Lorenzo (Con imágenes de Getty, Carola de Armas y cortesía de Zara)

Nos detenemos a finales de los 90 porque así parece haberlo hecho la nueva colección de Zara. Su inspiración procede de la inagotable fuente de la que parecen brotar casi todas las tendencias del momento.

De las primeras alfombras rojas de Gwyneth cuando todavía era amiga de Winona, de cuando Jennifer Aniston aún no llevaba vintage, pero repetía obstinadamente el mismo vestido de escote recto que su personaje en Friends, de cuando las chicas de Sexo en Nueva York adaptan la silueta del vestido negro a sus respectivas personalidades y a las sucesivas temporadas en los carteles promocionales…

El vestido negro no es uno, aunque sí es único. Tiene tantas vidas como versiones posibles. Como décadas y estilos a los que ha sabido adaptarse pese al paso del tiempo. Y como nombres tienen sus nuevas declinaciones, en Zara y en tendencia.

© Cortesía de Zara

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