La madre de Albert Rivera, afectada por la crisis: cierra su negocio de comidas caseras

"Mi madre y mi tía han cerrado su pequeño negocio familiar", ha dicho Albert Rivera sobre las consecuencias que el coronavirus ha tenido sobre su propia familia. Lo ha hecho en la conferencia online que ha ofrecido este miércoles por la tarde para, según anunció él mismo, dar respuesta a las preguntas que le ha hecho mucha gente desde que dejó la política hace seis meses.

Rivera aprovechó el caso de su familia para hablar de uno de sus temas favoritos: la situación de los autónomos. Hablaba del negocio de comidas caseras que tiene María Jesús Díaz en la localidad barcelonesa de Granollers. A sus progenitores se ha referido siempre el catalán para hacer gala de su condición de emprendedor, palabra que ha empleado en la conferencia para referirse a sí mismo en varias ocasiones: "A mí me han enseñado en mi casa a esforzarme y a ahorrar y no que me regalen las cosas", dijo en ese sentido y para criticar las medidas de renta básica mínima aprobada por PSOE y Podemos, que tachó de "populistas".

No fue la única referencia a su vida privada: "Voy a tener que cambiar muchos pañales, combinado con mucho trabajo en el despacho de abogados", comentó en referencia a su inminente paternidad y su empleo en le bufete Martínez Echevarría. Se le ha visto contento y ha asegurado: "Ya tengo muchas ganas de verle la carita a mi hija". También contó que la mayor, Daniela, fruto de su matrimonio con Mariona Saperas, está muy ilusionada, que él se siente feliz de cómo transcurre su vida personal y profesional, pero ningún momento nombró a su pareja y futura madre de su pequeña, Malú. A quien tampoco nombró fue a la mujer que dejó como su sucesora en Ciudadanos: Inés Arrimadas.

Ni nombró a Arrimadas

Rivera, que ha repetido que no piensa volver a la política, se ha negado varias veces durante la hora que ha durado la charla a comentar las decisiones de su partido: "Las ejecutivas de los partidos tienen legitimidad para tomar las decisiones que consideren. Yo lo hice y no quise que nadie me dijera lo que tenía que hacer y en este caso, con todo el respeto que tengo a mis compañeros o amigos, no voy a entrar a decir si lo han hecho bien o mal". Así ha contestado cuando le han preguntado qué le parecía la decisión de Arrimadas de decir "sí" a Pedro Sánchez para aprobar la cuarta prórroga del estado de alarma.

El ex líder de Ciudadanos se escapaba así de criticar a la formación que él mismo creó en 2006, aunque lo hizo más adelante de manera indirecta, cuando se mostró contrario a que se siga manteniendo el estado de alarma y proponía que se planteara el estado de excepción para evitar que se conculquen determinados derechos.

"No quiero ser un jarrón chino, ni entrar en polémica". Lo que sí criticó fue la acción del Gobierno, pero lo hace, dice, "como miembro de la sociedad civil" y desde la red de Thninking Heads, la consultora que ha organizado la charla y que representa a conferenciantes como Felipe González o Bill Clinton. Es otra de las salidas laborales que ha tomado desde que dejara la vida pública tras dejar a su partido con 10 escaños –tenía 57–en las últimas elecciones generales celebradas en noviembre de 2019.

Memorias en septiembre

Rivera empezó la conexión demostrando que domina las cámaras: daba igual que el moderador perdiera la conexión, porque no perdía el gesto y arrancaba a contestar aunque se hubiera cortado la comunicación y la pregunta hubiera quedado a medio hacer. De entrada, ya se definió diciendo que no se arrepentía de su decisión de dejar la política y presumiendo de haber sido uno de los pocos políticos que ha dimitido en España. "Y renuncié a mi sueldo de exdiputado y a mis cargos en Ciudadanos", dijo sin dejar de sonreír y volviéndose a reivindicar como emprendedor y "líder".

Rivera tendría que estar estos días promocionando Un ciudadano libre, un libro que se niega a describir como unas memorias: "Tengo 40 años y no me he muerto, es más bien un libro de experiencias que antes no podía contar por sentido de Estado, pero ahora sí", explicó reconociendo que su último año en la política sufrió "una presión tremenda". También aprovechó para contar que el libro, cuya distribución se ha retrasado por la crisis del coronavirus, se pondrá a la venta en septiembre, y lo hizo en un buen escaparate, pues a la conferencia online se habían registrado, según los organizadores, más de 3.000 personas.

Rivera mantiene las maneras de político, tanto que dijo que aceptaba todas las preguntas pero en realidad todo lo que contestó estuvo filtrado y se pidió todo tipo de datos a los participantes y las preguntas de los periodistas se agruparon reuniendo todas las cuestiones en dos que venían a ser la misma: qué le parecía la decisión de Arrimadas. Y fue la única que se negó a contestar.

Pero las referencias al papel de los partidos de la oposición, donde se encuentra el que aún es su partido, ha sido su manera de dejar claro que las decisiones de su sucesora no son las que él hubiera adoptado. Un ejemplo es cuando ha reclamado más acción para llegar a pactos, por ejemplo para el empleo, con el Gobierno. "Reclamo unidad, da igual la ideología que tengamos", dijo desde la comodidad de su condición de ciudadano, no de Ciudadanos.

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