Diciembre de 1939. Vivien Leigh y Clark Gable protagonizan Lo que el viento se llevó, una película que forma parte de la historia y que, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, narra la historia de Scarlett O’Hara y su vida en Tara, una gran plantación situada en Georgia, durante la Guerra Civil y la época de la reconstrucción en Estados Unidos. Un éxito que logró arrasar en los Oscar pero que no estuvo exento de polémica.
La crítica la acusó de dignificar la esclavitud, recurriendo a estereotipos sobre la raza negra y fomentando la supremacía blanca. Dentro del reparto, hubo una mujer afroamericana que hizo historia, Hattie McDaniel. La actriz, nacida en Kansas en 1895, recibió el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por su papel de Mammy, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana en lograrlo. Pero nada fue como ahora hubiéramos imaginado. La película se estrenó el el 15 de diciembre de 1939 en el Loew’s Grand Theatre de Atlanta, tanta era la expectación que incluso el gobernador del Estado había declarado festivo ese día.
Pero para McDaniel no lo fue tanto. Debido a las Leyes de Jim Crow, que promovían la segregación racial en todas las instalaciones públicas, la actriz no se podía sentar junto al resto de sus compañeros para ver la película. Clark Gable estuvo a punto de no acudir en apoyo a los actores negros de Lo que el viento se llevó, pero la propia Hattie le convenció para que no lo hiciera.
Una situación que la actriz volvió a vivir en el Hotel Ambassador de Los Ángeles durante la entrega de premios de los Oscar. La actriz no pudo compartir mesa con sus compañeros, y tuvo que seguir la gala desde la última mesa de la sala, separada de los demás para marcar su diferencia de raza. Y pudo entrar al hotel porque uno de los directores de la película, David O. Selznick, pidió un permiso especial.
No fue ese el único obstáculo al que se tuvo que enfrentar en su carrera. Hattie McDaniel interpretó en decenas de ocasiones el papel de sirvienta y fue criticada por perpetuar los estereotipos sobre los negros en la gran pantalla. Obviamente no era ella la que estaba detrás de esos guiones, pero aún así tuvo que salir en su propia defensa ante los críticos en la revista The Hollywood Reporter.
«Nunca me disculpé por los papeles que interpreto. Varias veces he convencido a los directores para que omitan el dialecto. Estuvieron de acuerdo con la sugerencia. Me han dicho que he mantenido vivo el estereotipo del sirviente negro en la mente de los asistentes al estreno. Creo que mis críticos piensan que el público es más ingenuo de lo que realmente es. Como le señalé a Fredi Washington, Arthur Treacher es retratado como un mayordomo de Hollywood, pero estoy segura de que nadie iría a su casa y esperaría que los encontrara en la puerta con una servilleta en el brazo», escribió McDaniel en 1947.
La actriz siempre se alejó del papel de víctima: «Prefiero interpretar a una criada que ser una criada. Mi propia gente estaba especialmente feliz. Sentían que al honrarme, Hollywood había honrado a toda la raza. Así era como lo quería. Este fue un momento demasiado grande para mí, una gran palmada en la espalda. Quería que esta ocasión sirviera de inspiración a la juventud negra durante muchos años», escribía McDaniel sobre su Oscar.
Los artículos de la época recogen que ella prefirió ver su carrera como actriz como un camino de avances, evitando poner el acento en la segregación. Hattie era hija de esclavos liberados y su primer contacto con el mundo del arte fue a través del canto. Con 25 años se mudó a Los Ángeles y buscó trabajo como empleada doméstica. Dos años después llegaba su primer papel, y poco tiempo después participó en la película I’m no Angel junto a Mae West y Cary Grant.
Su contrato con la Century Fox le llevó a trabajar al lado de las grandes estrellas de la época, desde John Ford a Shirley Temple, pasando por Katherine Hepburn y David Butler. En total, participó en cerca de 300 producciones, aunque su nombre no apareció en todas ellas. En 1957 participó en el show radiofónico The Behula Show, una nueva y éxitosa etapa de su carrera, pues era la primera vez que una mujer afroamericana protagonizaba un programa de radio, por el que ganaba 1.000 dólares a la semana y que le permitió dar el salto a la televisión. Pero solo pudo grabar seis episodios, pues fue diagnosticada de cáncer de mama y falleció a los 57 años.
Su color de piel impidió cumplir su último deseo: ser enterrada en el cementerio Hollywood, aunque en 1999 ese camposanto erigió un monumento en su honor y su recuerdo gracias al tesón de su familia. Unos años después un sello postal del gobierno de Estados Unidos con su imagen quiso reconocer su trayectoria y su aportación al mundo del cine y en la lucha por los derechos de los afroamericanos.
Hattie McDaniel se casó cuatro veces, pero no tuvo hijos. Algunos de sus descendientes protagonizaron un reportaje para la revista The Hollywood Reporter en 2015, recordando la figura de Hattie. Kimberly Goff-Crews, secretaria y vicepresidenta de vida estudiantil en la Universidad de Yale, bisnieta de su hermana Etta, confesó: «Mi padre nos contó que Hattie tenía bastante claro que no quería que la familia estuviera en Hollywood. Ella quería que tuvieran trabajos ‘buenos y normales’, por así decirlo, médicos y abogados», un deseo que sí se cumplió.
Inolvidable, al igual que sus papeles, es el momento en el que Hattie McDaniel, con su vestido turquesa y sus gardenias en el pelo, recogió su Oscar. Con paso firme y decidido, agradeciendo su galardón y derramando las lágrimas del esfuerzo, McDaniel dio una lección de elegancia y mostró que su talento iba más allá del mundo de la interpretación, era su forma de estar en el mundo: «Siempre lo sostendré como un faro para cualquier cosa que pueda hacer en el futuro. Sinceramente espero que siempre sea un motivo de orgullo para mi raza y la industria cinematográfica».
Ahora la serie de Netflix Hollywood regresa a los años 40 y narra la historia de una serie de actores y guionistas que pelean por triunfar en el cine pero saben que por su raza o por su orientación sexual lo tienen todo en contra. No podía faltar en esta serie la historia de Hattie McDaniel, interpretada por Queen Latifah.
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